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Irmina

Vuelve

Tiemblo esperando tu llegada.
Y con los inmortales versos de Píndaro
deslizándose ante mis cansados ojos
voy salvando este largo y cruel momento.
Pero no voy a sujetar mi llanto, no;
voy a dejarme llevar por la emoción
como una pobre Magdalena.
Cuando llegues te contaré una historia,
aunque al decirte mis alas se desplieguen
y echen a volar hacia sombríos mundos.
Vuelve, vuelve ya.
Estoy sola y apenada.
Quiero que vengas con la holgura de la luz,
pues nada hay más parecido al amor
que lo que se deja ver con total claridad.
Tu nombre pronunciaré con alegría
cuando escuche el sonido de tus pasos.
El céfiro de la tarde traerá tu aroma,
oh, y soñaré que has vuelto.
Vuelve, vuelve ya.
Estoy sola y apenada.

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