Para ir al inicio pincha mi nombre:

Irmina

Un prefacio

«La muerte de Aleth indica mi pronta e irremediable muerte». «La existencia de Aleth es garantía de mi propia existencia». Formuladas estas dos premisas, se puede llegar a una sencilla conclusión: «Ignorar a Aleth significa ignorar mi destino: mi muerte o existencia».

Estas ideas tan concretas —expuestas aquí en tiempo presente— comenzaron a invadir mi mente siendo sólo un niño, pero de una manera imprecisa y poco entendible, a modo de vagas imágenes, simples esbozos conceptuales o sugerentes sensaciones. Con la llegada de la adolescencia, esas abstracciones carentes de identidad y de un claro significado se convertirían en contundentes convicciones, en auténticas certezas que me obligarían a buscar y encontrar a Aleth cada día. Y, en definitiva, ese sería mi propósito en la vida, pues un designio fatal para Aleth sería un designio fatal para mí.

error: El contenido está protegido