Que su absoluto antes, su engañoso acontecer
y su mañana inevitable en verbo se conviertan.
Que ese tiempo por mi voz sea proclamado.
¡Oh, sí, cuanto más la letra se desborda,
más el tiempo a su infinitud se sujeta!
Fragmentos de algunos poemas
(En móviles, usando la orientación vertical, los versos pueden quedar fraccionados. Por ello, es recomendable cambiar a la orientación horizontal)
LO QUE EN MIS MANOS NO SUJETO
¿Tiempo es lo que en mis manos no sujeto?
¿Es el tiempo lo que en mis manos no sujeto?
El argente que instintivamente desciende,
húmedo y lacrimoso, que me viene a sorprender
y que, al cabo, es luminoso y roto oro proyectándome
sus luces, dirigiéndome sus luces cegadoras.
¿O no?
¿O no es tiempo lo que en mis manos no sujeto?
Tan extraña aparición que se me muestra confusa,
quizá mil bestias —mil— bufando en estampida,
quizá sólo el empañado acuoso que se encrespa
y estalla con un tronar rabiosamente primitivo.
¿O no?
¿O no es tiempo lo que en mis manos no sujeto?
••• ••• •••
Érase una vez un tiempo que era mío.
Érase que nunca supe que tiempo se llamaba
ese sorprendente ser enloquecido.
¿Tiempo es lo que en mis manos no sujeto?
¿Es el tiempo lo que en mis manos no sujeto?
Fuego arrasador que en humo se convierte,
que deja de existir para ser algo inconsistente,
casi inexistente, casi imaginario, casi nada.
••• ••• •••
El tiempo se estaba inventando.
Y en un hueco, vacío de todo cuerpo,
algo gravitaba, algo que no había,
¿siquiera lo impenetrable?
¿No hay tiempo sin espacio?
¡No hay tiempo sin espacio!
••• ••• •••
EL SUEÑO ENCARCELADO
Es azul real la puerta a la que llamo.
Tras ella, vivís vosotros: mis hijos.
Mis poderosos años también viven allí,
tras esa puerta azul.
Abridme, amados. Abridme, abridme,
y pasaré a aquella gran sala que iluminaba
el destello de mil rayos de bronce.
Abrid. Abrid, mis soles. Abridme, abridme.
Entraré despacio, buscando en vuestros
ojos de espejo el esplendor de la mañana.
Abridme, hijos. Abridme, amados.
••• ••• •••
A ESCONDIDAS
Miento a escondidas.
Y a escondidas,
bajo una losa revestida de laureles,
planeo mi venganza.
Con una pulcritud extrema
me dejo llevar hasta la muerte.
Si no hubiese convertido la razón en sentimiento,
permitido que un sueño se llevara el tiempo,
tanto me daría…
••• ••• •••
DE TU CORAZÓN AL MÍO
A un rincón de mi corazón
tu corazón sin darse tregua se me vino.
Del ático verso a la estrofa repentina.
De enero a diciembre cada día.
Siglo tras siglo, tras siglo, tras siglo.
Segundo a segundo. Latido a latido.
Cada instante cualquiera, cada uno.
Ningún momento ninguno, ninguno.
Desde la aurora hasta al ocaso
y del ocaso a la amanecida.
Siempre tu corazón quiso quedarse en el mío.
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AL CIERRE DE LOS TIEMPOS
Al cierre de los tiempos querré decirte,
querré enseñarte mi lado más humano.
Al cierre de los tiempos conocerás mi corazón:
ese que tiende a controlarse inútilmente,
ese que se ausenta por contradictorio,
ese que por paradójico y luciente se aventura,
ese al que sentencian por indisciplinado y raro.
Al cierre de los tiempos, harto, saciado,
rábido por donde quiera estará el corazón.
••• ••• •••
NO DEJARÉ DE SER
Una palabra, la más hermosa de entre todas,
habitará en el alma. Para ti será como una rosa,
como el báculo que procurará tu auxilio,
como el himno que cantará mi triunfo,
como corona de laurel sobre tu frente.
No dejaré de ser. No dejaré de estar.
Lo que hoy no es será mañana.
Nunca la luz de tu estrella llegará a mi cielo:
la distancia más profunda es la del tiempo.
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PITIO
Cuando junte todas las palabras
y las reparta entre las silenciosas líneas
de un día cualquiera —de hace miles de años,
o de dentro de otros miles, o acaso
de este fiel segundo— con la más sugestiva,
oportuna e inspirada disposición,
y esas frases que construya no sean sino
el sentir del tiempo que me está aconteciendo,
el pensamiento de la alejada historia
o aquello ignorado que alguna vez será…,
entonces, todo adquirirá un sentido.
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¿RECUERDAS?
¿Recuerdas cuando me querías?
¿Recuerdas que el cielo no acababa,
pues todo cielo era? ¿Recuerdas el tronar
del corazón en el pecho estremecido?
¿Recuerdas la estrella en la ventana,
en cada pensamiento, en cada madrugada?
¿Y la luna elevando a cada cielo su blancura
de virgen pudorosa? ¿Recuerdas?
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