¿Es un ave sin plumas esta que parla,
esta que descuelga sobre mí sus alas,
esta que me siente grotesco árbol?
El tiempo nos ha vencido.
Soy árbol que sus pétalos va cayendo
hasta quedar desabrigado. Sólo el gris
del sol que me pretende se deja ver
entre las ramas que, flacas, emergen.
Yo ya no soy yo:
el tiempo me ha vencido.
Tus alas van a dar contra pétreos muros
porque has dejado de ser ave golondrina,
aquello que eras cada primavera.
Han ardido los aleros de tu nido,
y el viento ha quebrado el azul de tu volada.
Tú ya no eres tú:
el tiempo te ha vencido.
Milagrosos astros nos procuran su luz.
Mas ya no son.
Ya no están.