Perversia

Fragmentos de algunos poemas

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No hay milagros

Cuando la aurora rompa la noche
con su feroz y helado aliento
y nada ya recuerdes de tu historia,
tú, que habrás dormido entre estrellas
y envuelta en el blanco velo de la luna,
te dejarás llevar sin miramientos.
Será la Muerte, que sólo con rozarte
te hará suya para siempre.
Te habrá alcanzado en tu inútil vuelo
por conseguir felices quimeras.
No habrá camino que seguir entonces.
No habrán luces en tu cielo.
No habrá más que la hierba agostada
o la nieve de perlados asfódelos
escondiendo las espuelas de tu yegua.

••• ••• •••

Poema para una muerte

Sobre la hierba la escarcha se deshace.
Y la vida continúa…
Yo bebo de ese caldo que me ofreces
—sólo por ti lo tomo—: crudo, insípido,
sin casi color, desustanciado, dañino,
servido de la hoya profunda de tu mano.
Y mientras sorbo —sin saber qué será de mí—,
un silencio de nieve cruza entre nosotros.
Pero el silencio se exilia para darme paso,
para dejar que mi voz te salude:
¡Salve, eterno mortal, salve!
Recuérdame que te adore,
que venere este momento de misericordia.
Pongo mis labios fríos en el calor de tu piel.
Mil veces los pondría, sin pensar en nada,
sin temor a morir, porque estoy contigo.
Estoy contigo.
Y la vida continúa…

••• ••• •••

Me quedaré contigo

Shhh…
Me quedaré contigo aunque no quieras.
No te asombres si te confieso mi pensamiento
(que contravendrá cada palabra tuya).
No te asombres, pues nada hay más cuerdo
que enfrentarse a tus decisiones.
Porque siento temor prescindirás de mí.
Y tú, bienaventurado, tan seguro de ti,
te dejarás caer sobre hielo sin miedo a congelarte.
Mientras, los carámbanos atravesarán mi pecho
y se desharán al calor de mi corazón.

••• ••• •••

Mi corazón

Pongo mi corazón entre los lilos,
pues lleva el rastro del Poeta y de la Muerte
(juego con él al escondite
mientras pienso en lo lírico del tiempo,
en lo barroco de mi existencia,
en lo excesivo de mi historia).
¡Cómo se encendió mi corazón un día
y fue a incendiar el mundo entero!

••• ••• •••

Sin corazón

¿Pero cómo ha llegado a palpitar
tu corazón sobre la helada nieve,
allí donde mi sangre se ha cuajado,
allí donde clavaste tu bandera?
¿Acaso lo sabes tú, monstruo mío?
Todo cabe en mis manos, todo.
Agarraré tu corazón con ellas.
¿Cómo sin él (tu fortaleza) podrás vivir?

••• ••• •••

Amapola

A la feliz y frágil amapola
a quien, en esta fiesta por los dioses bendecida,
has de abrazar con la furia de tus manos.
Sí, sí, sí, con la furia de tus manos,
con el fatuo de tu frente,
con nefando grito en tu garganta.
Una feroz fanfarria flamea
en la noche tan fogosa como fosca.
Tú, fiera sin ánima,
por enflaquecer las culpas,
desgranas tu pérfida fuerza,
colmas tu boca de deformes frases,
excitas al máximo el fuego de tu pecho.

••• ••• •••

Vencer a la muerte

Déjame sobre la amada tierra descansar,
donde como polvo yacen otros.
No volveré sino convertida en claridad,
en la nube desde la que la lluvia se desploma.
Ya nada habrá de sorprenderme.
Déjame, déjame…
Déjame sobre la amada tierra descansar,
allí donde pisé con el brío de la juventud,
con la profundidad de mis sentimientos.
Entonces me saltaré el tiempo de la desdicha:
por fin seré yo misma,
nadie tendrá que despreciarme.

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Recuerdos

••• ••• •••

Al véspero me he extraviado
y como fugitiva entre las sombras camino.
Viejos monstruos me acompañan:
vienen conmigo en todo momento,
conmigo están día tras día.
Desenvaino mi espada y lucho como puedo,
pero ellos me tumban de un solo soplo.
¿Acaso es cierto que estoy viva?
¿Encontraré alguna vez esas horas bellas
que tan lejos se fueron?
Voy tras ellas como enloquecida.
Nunca volverá a ser noviembre.

Soneto al cielo púrpura de Tiro

Presiento que la púrpura de Tiro
no teñirá más cielo que tu cielo.
Mas tan puro crepúsculo anhelo
que no escondo que por él deliro.

Y si a nada más sublime aspiro
que al rojo y garzo de ese velo,
a los dioses suplico que, en su vuelo,
mi ocaso tinten sin darse un respiro.

Morfeo en su presa me convierte.
Y muerta de sueño aunque no quiera,
al véspero me encuentro con mi muerte.

Cada atardecida en que yo muera
que una luz al momento me despierte,
pues no quiero ver un cielo cualquiera.

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