Mis trastos de antaño están sobre el tejado.
Mis trastitos, oxidados y enlutados,
otrora fueron coronados como reyes.
Hoy creo ver el róseo, el gualdo, el púrpura,
el blanco luna de sus cuerpos
con mis ojos de niña caprichosa.
Y siento en mis manos su tocar rugoso,
aterciopelado, cálido, esponjoso…
Mis trastos de antaño están sobre el tejado…