Yo había nacido entre algodones
y muerto sobre hierro y bajo plomo.
Quise hablar, pero no me dejaron.
Y porque tuve que callar grité.
Quise cantar.
Y porque no sabía cantar lloré.
Yo había nacido entre algodones
y muerto sobre hierro y bajo plomo.
Cuando vinieron a buscarme,
mi cuerpo estaba quieto
y mi corazón helado.
Después me adornaron
y sacaron mis despojos
a la luz de la luna,
pero un oscuro velo me cubrió.
Busqué la forma de escapar:
tope con mis huesos derramados.
No sé qué suerte corrieron…
Yo había nacido entre algodones
y muerto sobre hierro y bajo plomo.