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Irmina

Lirios

Ciertamente parecéis tristes, desolados;
tan grande sentís mi dolor
que brota en vosotros el color cárdeno.
Apenas nada debería heriros,
quizá el ardiente sol o el témpano opalino.
Pero os doléis al escuchar mi voz,
cuando al amado llamo, si su nombre exclamo.

Teméis que la luz de mi razón desaparezca.
Poco es vuestro entendimiento,
aún menos el enloquecido amor entiende.
Por ello, con celo, veláis mi pena
y me rondáis en este duelo sin final.

Tal vez un día tampoco os encuentre,
como a quien busco hoy no encuentro.
Decidme lirios: ¿Por qué muere
si lo amo hasta el extremo de la muerte?

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