Ya el sueño llega.
Y clava sus anclas en el alma,
llevándome sin reparo la conciencia.
Me condena a un letargo inadvertido
que en nada convierte la existencia:
a su merced y dictamen quedo.
¿Por qué sus azules alas mis ojos velan
hasta de toda percepción privarme?
¿Por qué me persigue y derriba?
¿Adónde el sentimiento arrastra,
adónde las ideas y los pensamientos
en su eterno afán por poseerme?
¿Qué adormecedor aroma emana
para despojarme de razón y juicio,
para mi ánimo dominar? Sin pena alguna,
al borde de la muerte me conduce.
¿Por qué me aborda y me silencia
y me engaña cuando los astros de la noche
resplandecen? ¿Y por qué el tiempo prohíbe
mientras la péndola mece dulcemente?
¿Por qué incansable cada noche
lleva las horas, los minutos, los segundos?
¿Por qué mi voluntad suspende
en tanto la historia acontece a mis espaldas?
¿Por qué me gobierna y requiere?
¿Por qué de mí dispone y me rompe?
¿Por qué me somete hasta anularme?
¿Por qué a la ficción me transporta?
Ya el sueño llega…