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Irmina

Céfiro del alba

Que la palabra me conduzca sin reserva,
desde el Oriente que levanta su cerúlea mañana
al Occidente donde su luz esparce el astro.
De lo juicioso y sabio a la futesa más inmensa.
De lo absurdamente cierto a la realidad imaginaria.

Que en este trayecto de idas y venidas,
de huidas y regresos, sin más que la expresión,
el alma en el verso se acomode.

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