Para ir al inicio pincha mi nombre:

Irmina

Adolfo Adelfa

Mi nada considerado Adolfillo Adelfa:
Siempre pensé que usted, tan débilmente vertebrado,
tan íntimo del irreparable sueño de la muerte
huiría del jardín en donde está habitando.
¿Cómo lo hermoso, me pregunto,
puede en marzo o en septiembre o siempre,
transformarse en engaño y maldición?
¡Esta manía de la naturaleza por ser impresionista!
Me atrevo a contemplar en torno:
las magnolias grandes como blancas lunas,
rosada exuberancia en los cerezos,
rilando por un soplo violetas y verbenas,
reventando su cobrizo los nenúfares,
el mirlo alborotando hasta no dejarse ver…
Y usted., mi nada considerado Adolfillo Adelfa
—sus verdes inciertos, sus sensibles amarillos,
sus rosas enganchadas con falsa libertad—,
va ocultando al mundo su criminal condición.
¿Cómo es ello?
Más amor, Adolfillo Adelfa, hay si no le quiero.
Matador, matador, más amor hay si no le quiero.

error: El contenido está protegido