La vida tiene un tono azafranado
digno de los valles del infierno.
Nadie quiere saberlo.
Nadie lo entiende.
Salvaje es nuestro pensamiento,
pero calmas serán las aguas de nuestro destierro.
La vida es compatible con el silencio de la muerte.
Hoy, el más amargo llanto derramo por tu ausencia,
por el dolor de quien te tuvo en sus entrañas,
por el pesar de quien te acunó en sus brazos.
«Hola», dirás al árbol que mil sombras levanta
y que permitirá que, como un ave en el véspero,
entre sus hojas guardes tu vuelo.
¡Cómo murmuran los brotes del aura
que entre una rama y otra se van colando!
¡Cómo roza la seda de la flor naciente
cada espíritu en el árbol sumergido!